El nacimiento

agosto 12, 2017

Y Llego la hora de comenzar con el trabajo de parto, aunque hace unas semanas atrás no habría pensado que me vería en esa situación con contracciones, en un hospital lejos de mi ciudad, y con una doctora amargada por pasar la noche atendiendo partos uno detrás de otro. Unas semanas atrás, yo quería que me aplicaran una cesárea, había comprado los tres tipos de suturas, las soluciones, la hidrocortizona, la aguja número 26 en fin tenia todo, todo eso que se utiliza para una cesárea, y se preguntaran ¿Porqué?,  por que aquí en Venezuela en los Hospitales no hay material para las operaciones, por lo que a ultima hora si no tienes nada de lo que vas a utilizar tienes que dar carreras para encontrarlo y pagarlo a sobreprecio en el mercado negro de las medicinas, (Aquí hay mercado negro de todo, de repuestos de carros, de efectivo, alimentos, productos de aseo, en fin), mi doctor me había recomendado un parto normal porque estaba apta para eso, pero yo quería una cesárea porque no quería dar carreras a ultima hora, me daba terror estar de brincando de un hospital a otro, buscando cama para que me atendieran y ademas quería que me atendiera él.

Tenia la posibilidad que me atendiera mi doctor por la clínica privada en donde trabaja, pero los costos de una cesárea están  inaccesibles, por lo que el me anoto en su agenda para el 31 de Mayo, cosa que no sucedió porque el Hospital para todo publico en donde el doctor presta su servicios se encontraba  el aire acondicionado del quirófano averiado, así que el 31 de Mayo paso y no se pudo hacer la intervención, por lo que quede en espera de que me llamara para avisarme cuando estuviera disponible.

Paso el tiempo y llegó el 7 de Junio, nada de lo planificado había sucedido, me encontraba en el quirófano con mi bata reciclada con una doctora que estaba con un humor de perros después de una larga noche, con las contracciones en todo su esplendor pero tratando de hacer el menor ruido o queja posible, tenia la sensación de que si me quejaba la doctora me regañaría, o me trataría peor. Comienzan los preparativos y escucho que una de las tijeras que utilizarían en mí la sacaron del pote de la basura, alguien la había arrojado ahí por equivocación (No había una de repuesto, para variar).

Me puse en manos de Dios, me encomendé a todos los santos, a los que sé que mis familiares son devotos, y comencé a pujar según las instrucciones de la doctora. Puje, puje y puje y solo recibía regaños, sin saber el porque, "No pujes así, no no... Así no debes pujar", era lo único que me decía la doctora, "cuando tengas contracciones debes pujar", pero claro, una primeriza que no ha leído sobre el asunto, que no ha sido asesorada, porque tenia en sus planes una cesárea, pues la verdad no sabe cómo o cuando debe pujar, así que ahí estaba yo pujando como una loca cada vez que tenia una contracción.

Los regaños y las malas caras de la doctora iban en aumento, y yo aun sin saber que estaba haciendo mal, de hecho la frecuencia en la que me estaban dando las contracciones parecía que eran mas lejos una de otra, por lo que me colocaron en la intravenosa "pitocin", una vez, dos veces... La Doctora se estaba desesperando, y yo también porque no lograba entenderla. Y justo en ese preciso momento, me dan contracciones con ganas de ir al baño, pero para hacer del 2, por lo que pensé, "Dios mio, si yo a esta mujer le hago del 2 me mata, con la cara que tiene", por lo que cada vez que me daban ganas frenaba el pujo.

Me parecía eterno el momento y nada de avanzar en el proceso, de repente apareció otra doctora que decidió ayudarme colocándose arriba de mi para empujar mi barriga hacia abajo cada vez que tuviera una contracción, lo que no sabia ella era que yo estaba pujando mal, que yo no tenia idea de lo que estaba haciendo y la fuerza la estaba realizando en la parte de arriba de mi cuerpo, así que en lo que viene la contracción y les aviso, ella se afinca encima de mi y veo sangre, sangre que sale a chorros de mis ojos y mi nariz llenando mi cara y mi pecho. Todo se detiene, la doctora para de hacer lo que esta haciendo, una enfermera que se encontraba ahí me pregunta, ¿Cuantas veces has sangrado por la nariz?, pero la verdad nunca me había sucedido, me toman la tensión, llega otro doctor y le toma el pulso a mi bebe a través de la barriga, sus caras de preocupación me asustaron.

Pensé algo no anda bien, pero mi bebe y yo vamos a salir de esta bien librados, la doctora "mala cara" desapareció y el doctor que le tomo el pulso a mi bebé me tranquilizo y se hizo cargo de la situación, me dijo que cuando tuviera una contracción le avisara, y yo le dije que cuando venia una contracción también me daban ganas de ir al baño que no sabia que hacer, él me explico que en ese momento cuando venían las ganas era que debía pujar, que ese era el momento en donde debía ayudar a mi chiquito a salir, que no me debía dar pena que era totalmente normal.

Y así comenzó de nuevo el trabajo de parto, yo guiando al doctor con cada contracción y él dándome aliento en cada pujo. Comencé con mi primer pujo largo, ya le veían la cabeza a mi bebe, el doctor me animo a coger aliento para la próxima contracción, y así fue, la segunda contracción un pujo mas largo, el doctor me dijo otro más y tendremos a tu bebé afuera. Pensé "Mi chiquito necesito que estés bien, tú y yo vamos a salir de esta, tú necesitas una mamá y yo necesito a mi pequeñito", creo que fue el único grito que di en ese momento pero fue el grito mas liberador, en ese momento puje, mantuve el pujo todo lo que pude mientras mi chiquito tomaba su primera bocanada de aire y escuchaba su llanto.

Los dolores pasaron al olvido, la sangre en mi pecho era algo del pasado, mi atención se fue directamente a él, mi bebe. Lo colocaron en mi vientre, no en el pecho como hubiese querido pero no importaba, lo vi, vi sus ojitos despiertos y bien abiertos, no duró ni 5 segundos encima de mi, o bueno eso creo yo, cuando se lo llevaron para hacer los exámenes, yo que no sabia de eso me asuste.

Me quede ahí, mirando al doctor que trabajaba aun en mí y me felicitaba por el trabajo que había hecho, mi atención y mi corazón se encontraban fuera del quirófano en donde se habían llevado a mi bebe, y no estaría tranquila hasta que no me confirmaran que estaba bien. Una enfermera luego de lo que me pareció una eternidad vino y me dijo, "Eres la mamá de un niño hermoso, esta muy despierto pesa 3 kilos 500 gramos y mide 52 cm, esta ansioso por ver a su mami porque tiene mucha hambre". Le pregunte, "¿De verdad esta bien?" y con cariño me respondió la enfermera, "Claro mami, esta muy bien" y fue la primera vez de ese 7 de Junio en donde sentí paz, mi niño había nacido, y estaba bien.

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